En algún momento a todos en la escuela nos pusieron la práctica de sembrar una semilla de habichuela en un frasco de vidrio. Nos dieron las instrucciones precisas para que florezca, y en ese momento prestábamos mucha atención para cuidarla y que llegara hacer la planta más bonita de toda el aula, con el propósito de ser recompensados con buenas notas. Cuando cumplíamos con todas las instrucciones que nos daba el maestro y veíamos que al pasar los días la semilla crecía y echaba sus raíces de una forma tan bonita nos sentíamos orgullosos por el trabajo realizado. Este ejemplo no está muy lejos de lo que empezamos a sembrar cuando ya estamos conscientes de lo que nos conviene y lo que no en el camino de la vida, de las decisiones que tomamos correctamente y que sabemos que florecerán porque hemos hecho una buena siembra. Y sabes que estás haciendo una buena siembra cuando no malgastas tu dinero y te conviertes en un buen administrador, cuando no te dejas llevar de las tentaciones de