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Nadando contra corriente

¿Te has sentido alguna vez impotente por no poder resolver los pagos a tiempo?

Es una sensación amarga, incomoda, triste y hasta un poco desolada…

Todos los meses, María lucha con las cuentas por pagar, y por más presupuesto que hace las cuentas no le dan y al final tiene que buscar dinero prestado para completar y no termina de salir de ese circulo vicioso que la consume día a día.

María cuenta que a pesar de que tiene dos sueldos e ingresa más de 50 mil pesos al mes no puede ahorrar ni una décima parte de ese dinero y todo es deudas.

Tuve el atrevimiento de preguntarle que a dónde piensa que se le va el dinero, si tiene gastos hormigas, paga cuentas que no le corresponde o si está forzada el doble, a lo que su respuesta fue lágrimas de desolación por no saber qué hacer para empezar a ahorrar y llegar a fin de mes con dinero en su cartera.

María es casada, no tiene hijo, además de eso es cristiana y cuenta que religiosamente da su diezmo y no le importa quedarse sin dinero para poder cumplir con los asuntos de Dios.

Pero, ella ve un déficit en su matrimonio y es que las cuentas no están muy claras entre ambos, ya que cuenta que hay mucho hermetismo en la parte económica, es decir, hay cosas escondidas.

María se expresa y dice que es cierto que no es una mantenida, pero que le gustaría ver más a su esposo involucrado en sus asuntos. Él tiene tres hijos, pero María siente que su prioridad son ellos, las personas de la calle y que ella queda en un tercer o cuarto plano.

María me cuenta que le ora a Dios todos los días por nuevas estrategias para aprender a manejar sus finanzas y poder levantar su negocio. Sí, ella es emprendedora, pero en los últimos meses las ventas se han ido a bajo.

Manifiesta con tristeza que no tiene ni idea de qué hacer, al tiempo que dice sentirse sola y muy criticada por su esposo que “elogia más a los de afuera que a ella”.

Le comentamos a María, que haga una lista de los gastos que tiene y que priorice los que puede gastar y los que no y que le dé importancia a crear un fondo de emergencia y un ahorro regular.

Le dimos la sugerencia de que no necesariamente tiene que comenzar con una cantidad elevada, sino con una que la enseñe el don y la disciplina del ahorro.

Otras de las sugerencias a María fueron:

Identificar a dónde se va la mayor parte de su dinero

Crear un presupuesto razonable

Priorizar gastos

Ahorra una cantidad determinada de dinero

Crear un pequeño fondo de emergencia.

Esperemos que nuestros consejos le puedan ayudar a María y Dios le conceda sabiduría de lo alto para que pueda cumplir sus metas.

 

Filipenses 4:13

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