Desde hace un tiempo se ve en Internet a expertos en finanzas hablando sobre éstas, incluso ofrecen talleres para un mejor manejo de tu bolsillo y detallan decenas de consejos para mantenerlas estables.
La mayoría no les prestamos atención a los anuncios de economía que nos aparecen en medio de un video que estamos viendo o a la publicidad que sale en Facebook o Instagram, y solo cuando nos vemos sumergidos en deudas y compromisos es que empezamos a actuar.
Uno de los momentos más incómodo que puede experimentar un ser humano (claro, si no es un charlatán) es ser el responsable de una deuda, cubrir gastos y no tener con que pagar.
Se dice que todo el mundo tiene tiempos buenos y malos, pero muy pocos aprovechan los momentos de gloria para hacer como dice el viejo refrán ¡Guardar pan para mayo y harina para abril!
Una vez estando en lo más profundo del abismo, financieramente hablando, entonces ahí empezamos a tomar conciencia y queremos aprender cuidar nuestra salud financiera, que es tan importante como la física y la emocional, porque sencillamente si estás mal en lo económico todo se pone mal.
El hecho de querer pagar esa deuda rápido para no tener esa preocupación, cuidar como a un bebé los gastos que realizas y saber a dónde se va lo que con tantos sacrificios ganas, es un cúmulo de emociones que van deteriorando poco a poco tu salud física, ¡y ahí se pone grave la cosa!
No esperes tocar fondo para proteger tus finanzas, no gastes por gastar, no te endeudes sin necesidad. Piensa cada paso que vas a dar con tu dinero, aprende a ser un buen administrador.
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